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Pentecostés, 50 días después de la Cuaresma

  • Di Angelo
  • 13 may 2016
  • 2 Min. de lectura

Pentecostés, ¿Qué es?

Es una fiesta de la iglesia católica, mediante la cual se conmemora la venida del espíritu santo sobre los apóstoles. Este momento se da 50 días despues de la resurrección de Jesucrito, poniendo fin al período pascual.

Esta fiesta se remonta al siglo I y el color que se acostumbra usar para estas fiestas es el rojo, que simboliza el amor del Espíritu Santo.

¿Qué es el espiritu santo?

el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Todo cristiano, mediante el bautismo se le otorga la gracia del espiritu santo, el cual es representado con el agua. El agua es significativo de la acción del espíritu santo en el bautismo, la misma se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.

Oremos

Ven Dios Espíritu Santo

Tú que estabas presente en la creación del mundo, cuando todo era caos destierra de mi vida toda confusión y tiniebla. Recréame. Hazme de nuevo.

Tú que iluminaste a los antiguos profetas, condúceme hacia la Luz, dame un corazón dócil a Tus inspiraciones y enséñame a dejarme enviar a donde quieras.

Tú que fecundaste el vientre de María, imprégname de Ti para que pueda dar abundantes frutos de amor y alegría, paz y paciencia, misericordia y bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de mí.

Tú que descendiste sobre Jesús cuando Juan lo bautizaba renueva los dones que me diste en mi Bautismo: dame sabiduría para amoldar mi voluntad a la del Padre; entendimiento para comprender cómo me habla Su Palabra y dejar que sea lámpara para mis pasos, luz en mi sendero; ciencia para emplear todo lo que me ha dado para construir el Reino; consejo para usar criterios cristianos al resolver mis problemas y aconsejar a otros; fortaleza para superar toda dificultad; piedad para orientar mi vida hacia el Señor y privilegiar mis encuentros con el en la oración, en la Palabra, en los Sacramentos, en los hermanos; y temor de Dios que no sea miedo sino temor de corresponder mal al amor que me tiene, temor de alejarme de Su lado, caer, perderme.

Espíritu Santo que condujiste a Jesús al desierto, llévame a mí también a descampado a la cita contigo y ayúdame a superar las tentaciones que encuentre en el camino. Jesús prometió que nos guiarías a la Verdad, lo explicarías todo, hablarías por nosotros. Habítame, consuélame, sáname, exhórtame, levántame, condúceme, intercede por mí que nunca sé pedir lo que conviene.

Tú que descendiste sobre los apóstoles y los hiciste salir a anunciar la Buena Nueva en lenguas que todos pudieron comprender derriba la torre de Babel que he construido para apartarme de los otros.

Anímame a demoler mi egoísmo, mi soberbia, mi indiferencia, y dame la capacidad de hablar las lenguas siempre nuevas del amor, la tolerancia, la fraternidad, la justicia, la verdad. Preside lo que pienso, lo que digo, lo que hago y líbrame de quedarme inmóvil al borde del camino.

Lánzame a ser Tu testigo y cólmame de los carismas que necesite para vivir, a partir de este día, un Pentecostés que incendie cada instante de mi vida y renueve la faz de la tierra.

AMÉN


 
 
 

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